De enemigos a socios en el diálogo

De enemigos a socios en el diálogo

Colombia - 08 julio, 2020

Los ganaderos y los pueblos indígenas a menudo no son buenos vecinos. El municipio de Solano, en el departamento de Caquetá, no era la excepción. Después de que el movimiento guerrillero FARC fue desarmado en 2016, se desarrolló un vacío de poder en la región. Los ganaderos y los pueblos indígenas llegaron a oponerse entre sí. Pero al establecer un diálogo entre los dos grupos, el respeto mutuo y la confianza han crecido y se ha creado un espacio para trabajar en soluciones conjuntas.

La sólida base de poder de las FARC en el Caquetá aseguró el orden y un claro equilibrio de poder en la región durante mucho tiempo. El grupo guerrillero impuso reglas ambientales que controlaban la deforestación y promovían la protección de las fuentes de agua. A los pequeños agricultores se les permitió cultivar coca, ya que proporcionaba ingresos a las FARC a través de los impuestos, pero la deforestación a gran escala estaba fuera de discusión.

Esto cambió después de noviembre de 2016, cuando se ratificó el tratado de paz entre el gobierno colombiano y las FARC. Los combatientes de las FARC salieron de la región hacia zonas de transición designadas, donde entregaron sus armas como parte del acuerdo. En Solano esto provocó un vacío de poder. Los ganaderos a gran escala aprovecharon la situación al mudarse sin obstáculos a la región, convirtiendo grandes áreas de bosque en pastos para su ganado. Contrataron a personas pobres sin tierra para hacer el trabajo. La ocupación de los resguardos ya fragmentadas de los pueblos indígenas era común. Como resultado, crecieron las tensiones entre los ganaderos y la población indígena.

Tropenbos Colombia, junto con The Nature Conservancy, ha estado activo en el área desde 2018. Las organizaciones están trabajando para reunir a los ganaderos y los pueblos indígenas para que se pueda establecer un diálogo para discutir los conflictos. Las conversaciones iniciales tuvieron lugar en una atmósfera tensa, pero desde entonces se ha generado una gran confianza y respeto entre los dos grupos.

Los dos enemigos ahora están trabajando juntos en tres problematicas. La primera es respetar los límites de los resguardos indígenas por parte de los campesinos. Los campesinos nunca han hecho esto antes; hasta ahora utilizaban las tierras indígenas para la ganadería y el cultivo de coca y cacao. La segunda es hacer acuerdos sobre caza y pesca. Los campesinos, que ahora reconocen que los pueblos indígenas manejan bien el área, se encargan del manejo de la vida silvestre en el área junto con los pueblos indígenas. El tercer problema es la gestión del agua. Hasta ahora, los agricultores no cuidaban bien las quebradas y riachuelos en sus propias áreas; en caso de escasez de agua, llevaban su ganado a las reservas. Los campesinos ahora están en el proceso de mejorar la gestión del agua en sus áreas.