La importancia de nuevas perspectivas sobre la noción de valor en la economía local en Solano

La importancia de nuevas perspectivas sobre la noción de valor en la economía local en Solano

Colombia - 05 agosto, 2022

Entrevista a Martha Moreno, economista y asesora de campo del proyecto Paisajes interculturales sostenibles (Working Landscapes).

1. A partir de tu experiencia como economista y asesora de campo del proyecto Paisajes interculturales sostenibles (Working Landscapes), ¿cuáles serían las principales fortalezas de una región como Solano desde el punto de vista de la economía?

Sus principales fortalezas son justamente aquellas que la economía convencional (enfocada en la acumulación de capitales) no valora: los ríos, los bosques, los suelos, el aire, el agua, la tierra y la gran diversidad de insumos y servicios que ofrecen. Las personas que viven en Solano llevan una existencia basada en esa diversidad a la vez que enfrentan presiones que vienen desde hace tiempo reduciendo sus formas de vida. De hecho, la adaptación a estas presiones tal vez sea uno de los factores más estratégicos e impresionantes a nivel local.

Según los libros, estas zonas fueron las que introdujeron a Colombia en los mercados internacionales a partir de la segunda mitad del siglo XIX mediante políticas de volver el bosque productivo. Empezando por la quina, el caucho y las pieles, se fueron instalando las economías extractivas hasta llegar a la ganadería extensiva y a finalmente a la marihuana y la coca. Todo esto trajo consigo lógica de bonanza y la sin salida que implica vivir con un mapa del tesoro.

El suelo, el río, los animales y las personas han tenido que adaptarse a estas tendencias. En el camino se perdieron vidas, tradiciones, árboles, animales, pedazos de río y hasta palabras, pero las personas siguen viviendo en este lugar. Así que considero que la fortaleza del territorio se evidencia en esas personas que mantienen sus propios proyectos y formas de vida a pesar de las tendencias de los mercados internacionales y de las políticas de escritorio.

2. En esa misma línea, ¿cuáles serían a tu parecer las mayores dificultades?

Hay mucha incomprensión sobre el territorio de Solano y de sus personas desde todos los ámbitos. Desde la perspectiva económica, la mayor dificultad es seguir enfocándose en el peso al capital, en la suma de beneficios y en una economía de consumo. Tenemos que ampliar la mirada de lo económico a los diferentes ecosistemas, pues en el fondo el capital depende totalmente de estos vínculos. Necesitamos comprender el lenguaje de los valores reales en Solano, allí se encuentran las raíces que sostienen este lugar.

3. ¿Qué productos o procesos son los que se vienen trabajando localmente que van más allá de la ganadería extensiva y de la producción de coca? ¿Qué prometen dichos productos?

Gracias a las actividades del programa de Mujeres cuidadoras de la Amazonia he podido ver los esfuerzos de muchas mujeres indígenas por recuperar y mantener sus saberes y economías. Por un lado, están trabajando en la recuperación de todos los productos artesanales: collares, canastos, aretes, kusmas; por otro, fortaleciendo la  diversidad de los productos de la chagra. Es importante resaltar en estos procesos la participación de varias generaciones de mujeres, también provenientes de territorios campesinos o “colonos”.

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Productos de las Mujeres cuidadoras de la Amazonia en Solano. Foto: Catalina Vargas

Otra experiencia muy llamativa es la del santuario de la tortuga charapa en Potreros, una vereda del núcleo de Herichá. Allí, el señor Arcesio se dedica a incubar huevos de charapa y cuidarlos hasta que los puede soltar a la Laguna de Potreros. Si bien es un trabajo que se puede ver más desde el lente de la conservación, es un ejemplo que sirve para destacar estos flujos de energía que contribuyen a los sustentos de las comunidades del área, pues la charapa normalmente ha servido para las comunidades en la zona como alimento y ahora adquiere otra dimensión. Esta iniciativa lejos de promover el consumo de esta especie, nos muestra que hay personas como el señor Arcesio prestando diferentes servicios con niveles de impacto todavía por comprender desde lo económico.

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Espacio para las charapas que están preparándose para ser liberadas en Potreros. Foto: Martha Moreno

Estos dos son ejemplos de economías propias que mejoran las condiciones de vida en Solano. Son economías del cuidado, economías que se desarrollan en las casas, adentro de las cocinas, en recintos de aprendizaje comunitarios como los bosques, las chagras y demás espacios donde se reproduce la vida.

4. ¿Qué se puede aprender de la manera en que las comunidades indígenas y el campesinado organizan sus economías?

Considero que hay mucho por aprender de la acción colectiva que ha servido para solucionar los problemas de la región y que han apoyado la continuación de la vida en estos territorios. Podemos aprender de sus formas de vida y reconocer los oficios e intereses a los que se recurren para el sustento local. Podemos aprender de la palabra que pasa de generación en generación y de la historia de los cambios acontecidos en la región desde la perspectiva de las personas que los han vivido.

En Solano se hacen juntanzas para que una familia compre su mercado cada dos meses, para tener lo de la remesa y autoabastecerse: eso lleva consigo preparación, noches en vela después de largas jornadas de trabajar la tierra, de trabajar la cocina, de cuidar los niños y niñas, la casa y las huertas. En esas noches se llegan a acuerdos sobre el día siguiente o la próxima jornada de trabajo. Tanto indígenas como campesinos tienen sus formas de escucharse y de comunicarse, de tomar las decisiones de sus territorios, la vereda o el resguardo, cada uno tiene su forma de interactuar.

Uno de los lugares más importantes para comprender el funcionamiento del lugar son las cocinas. Por ahí pasa el agua disponible, lo cosechado, lo comprado y ahí se invierte la energía en preparaciones. Por ahí pasan los trabajadores que estuvieron regados por las 100 o 400 hectáreas que tiene una finca. Es allí donde se ve todo lo que implica la vida en un lugar como Solano.

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Foto de una cocina en Solano. Foto: Zunil Lozano

5. Se han venido hablando de mecanismos financieros que sirvan en los procesos de restauración de los bosques, ¿qué se ha aprendido hasta el momento en Paisajes interculturales sostenibles (Working Landscapes) sobre esto?

Hemos aprendido que para empezar un modelo de economía para la Amazonia tenemos que comenzar desde unas bases éticas, apostarle a comprender el valor desde diferentes ámbitos. Así, lo fundamental es tener una relación ética con las comunidades y la naturaleza, buscar la equidad y la justicia cuando se habla de capitales, pensar en la producción y el consumo dentro de una economía circular que responda a los tiempos del bosque, o sea, una economía del bosque.

Hay que esforzarse también en entender mejor cómo funcionan las economías extractivas y cómo se justifican en un discurso económico propio. También comprender las dinámicas y poderes silenciosos que las gobiernan. Es decir, hay que esforzarse en entender cómo viven realmente las personas, si tienen o no reservas para vivir dos meses o no, o si tienen las herramientas culturales y el conocimiento de la selva suficiente de forma que tienen reservas para hablar de largo plazo. Considero también importante pensar cuáles serían las amenazas en cada uno de estos casos.

Desde Tropenbos Colombia, se promueve un conocimiento sobre las formas de vida y la naturaleza desde un modelo intercultural. Hay muchas discusiones que se tienen que dar todavía en Solano, sobre todo para llegar a los acuerdos interculturales que se buscan en el proceso de Restauración Productiva Participativa, pero creo que lo que se ha evidenciado hasta el momento, desde mi perspectiva, es que hay potencial para intercambiar saberes y experiencias dentro de la vecindad y seguir tejiendo lazos.